Los días rojos: menstruación

06.02.2020


Por: Paola Praga
Gráficos y colaboración: Leticia Espinoza

¨Cuando tengo la regla sé que estoy bien, que mi cuerpo funciona perfectamente¨

May Serrano.

Era sábado o domingo, Carolina no recuerda el día exacto pero sí que era fin de semana cuando llegó su menarquía. Estaba ansiosa, en secreto, de convertirse en "señorita". Aunque sabía lo poco que le enseñaron en la escuela, tenía el presentimiento de que después de ese día ya nada sería igual.

Llegó a mentirle a sus amigas: "A mí ya", contestaba cada que preguntaban sobre la primera menstruación. Su madre habló pocas veces del tema, se limitó a decirle que vendrían cólicos y debía tomar extremas precauciones para no salir con su "domingo siete". El día mas esperado fue doloroso, estaba en la sala con sus primos. Sintió mucho calor entre las piernas y corrió al baño.

Se dio cuenta que la hora había llegado por una mancha de sangre en su ropa interior. Tenía miedo y emoción, pero por pena no acudió a su madre, vivió el momento en silencio, sola. Se puso dos toallas sanitarias y regresó a los juegos de mesa. Lo contó a una amiga al siguiente mes.

No fue la única en vivirla a escondidas; cuando María era niña las opciones para informarse eran limitadas. Le dijeron que si durante su menstruación se acercaba a un hombre podía quedar embarazada. Al llegar su periodo, por temor se alejaba de su hermano, su compañero de juegos. Así pasaron algunos meses hasta que en consulta médica le derribaron el mito.

Le costó trabajo creerlo, pero viniendo de una doctora se sintió tranquila. También le contaron que no debía comer aguacate ni picantes porque los cólicos serían más fuertes. Recuerda esos años en que creía que todas esas frases y creencias heredadas por su abuela y su madre eran verdad. "Para mí era siempre estar mala, decir: ¨ay, ya estoy otra vez con esto¨, es algo que siempre he padecido" cuenta.

Las anécdotas son numerosas, aunque muchas no salen a la luz. La menstruación es eso de lo que nadie habla, la que se esconde en mil palabras, la que pocas llaman por su nombre. Es esa sangre que muchos rechazan.

LA DESINFORMACIÓN.

La experiencia de la menstruación es variable, pero hablar de ella es importante porque es un paso para desmontar la cultura de la vergüenza, la misoginia y la desinformación en la que crecen miles de mujeres. Algunas incluso excluidas o limitadas de las actividades diarias.

Este proceso fisiológico acompaña a la mitad de la humanidad durante, al menos, tres décadas a lo largo de su vida. ONU Mujeres calcula que un 26% de la población mundial está en edad reproductiva. Es decir, mil 800 millones de mujeres que cada mes menstrúan durante un periodo de entre dos y siete días.

No solo es una "cosa de mujeres", la menstruación es una función biológica y natural que tiene relación directa con los derechos humanos. La desigualdad, la pobreza extrema, los tabúes y una gran cantidad de factores pueden limitar el derecho a la dignidad humana, el derecho a la salud, a la educación y al trabajo.

Pero es tal vez la falta de información y estadísticas sobre la menstruación lo que mantiene a muchas mujeres sin acceso a una vida digna, libre y sana. En México son pocas las investigaciones cuantitativas y cualitativas que se han realizado y en Coahuila casi nulos.

Entre 2008 y 2010 se publicaron dos estudios relacionados con la menstruación. ¨Civilidad menstrual y género en mujeres mexicanas: un estudio de caso en el estado de Morelos¨ por las investigadoras Itzel Sosa-Sánchez, Susana Lerner y Joaquina Erviti, en dos municipios del estado de Morelos entre 2009 y 2010. Se recopiló información a través de un cuestionario y de entrevistas semiestructuradas.

Las autoras indagaron sobre los significados, las percepciones, creencias y valoraciones en torno al cuerpo, la sexualidad y la reproducción, así como sobre la experiencia de los cambios corporales durante la pubertad y sobre sus consecuencias en las interacciones sociales.

En tanto, el artículo ¨Percepción del ciclo menstrual y malestar psicológico en una muestra de mujeres mexicanas¨ detalla el estudio realizado en mujeres de a Ciudad de México, para evaluar la asociación entre el malestar psicológico a fin de generar una estrategia de atención mental para la mujer en edad reproductiva.

VISIBILIZAR LA MENSTRUACIÓN.


Ante la falta de información sobre la menstruación en las mujeres de Coahuila, el colectivo independiente Proyecto Mujeres realizó una encuesta electrónica para recabar datos sobre la percepción, el costo y la comprensión de esta función biológica.

A través de la página de Facebook, en 2019 difundió la encuesta durante un mes, teniendo como resultado la participación de 211 mujeres que con respuestas confidenciales expresaron como viven la menstruación. Aunque la mayoría radica en Coahuila, hubo participación de mujeres que habitan en otros estados de México y países como Colombia, Chile y Argentina.

La encuesta revela que la edad promedio para menstruar son los 12 años. El 31.2% de las mujeres tuvo su primer periodo a esta edad, el 28.4% a los 11 años, el 15.9% a los 13, el 14% después de los 13 años y el 10.6% a los 10 o antes de cumplirlos.

Sin embargo, previo a la llegada de la menarquía hubo información básica pero muchas dudas sin responder. El 79.3% si recibió información en contraste con el 20.7% que no tuvo orientación sobre el tema.

Es la madre de familia quien proporcionó datos y cuidados sobre el periodo, ya que el 65.4% de las encuestadas la refirió como fuente principal, mientras que el 59.6% respondió que fue en la escuela donde recibió información previa.

Uno de los resultados a destacar es el entorno en el que las mujeres se sienten vulnerables durante el periodo, el 25% dijo haber recibido burlas durante la menstruación principalmente en el entorno familiar y escolar.

Lo anterior directamente relacionado con la economía pues los productos de gestión menstrual representan un gasto que repercute en el bolsillo, pues en promedio ganan un 30% menos que los varones. El 88% del total de las encuestadas los compra con recurso propio, mientras que el resto depende de su pareja o familiares directos. En tanto, el 72.8% gasta entre 50 y 80 pesos en toallas sanitarias al mes.

71.9% de las mujeres encuestadas utiliza toallas sanitarias durante su periodo, el resto se divide entre tampones, toallas de tela y copa menstrual.

Además de los datos estadísticos que arrojó está encuesta, es destacable la forma en que las propias mujeres se expresan sobre la menstruación. Al ser una palabra que se esconde entre la vergüenza, la desinformación y las costumbres familiares permanece escondida en el lenguaje cotidiano.

"Regla", "me bajó", "Andrés", "andar mala", "mis días", son las formas con las que es nombrada. Aunque en pocas ocasiones también se le llama por su nombre: Menstruación.

Para el colectivo Proyecto Mujeres es una prioridad ampliar la encuesta y concientizar a los gobiernos municipales y el estatal sobre la importancia de socializar el tema y sobre todo impulsar políticas públicas que beneficien a las mujeres adolescentes y adultas.

La menstruación es causa de ausentismo escolar, problemas de salud y deterioro ambiental, problemas sobre los que el Estado debería intervenir, por esto entre las peticiones a los niveles de gobierno también se encuentra la implementación de un programa integral para mujeres que estudian en primarias, secundarias y preparatorias. Además de solicitar la eliminación del IVA, mejor conocido como "impuesto rosa" a todos los productos de gestión menstrual, tal como se hizo en Argentina, llevando la propuesta al Senado.

En Coahuila ya se dio el primer paso. La diputada Claudia Ramírez Pineda del Partido de la Revolución Democrática presentó ante el Congreso de Coahuila en conjunto con Proyecto Mujeres una iniciativa de reforma a la Ley General de Salud, con la que se busca que la prevención y atención de la salud menstrual tenga carácter prioritario para las autoridades federales y garanticen el otorgamiento de los servicios integrales para ello.

La higiene menstrual es importante no solo para las mujeres y las niñas; sino también para la sociedad en general, pues su debida atención puede ayudar a romper mitos sobre el tema y generar políticas públicas que garanticen el acceso a los artículos de gestión menstrual a todas las mujeres, razón por la que el colectivo se mantiene abierto a participar con organizaciones públicas y privadas que tengan como prioridad establecer una agenda en torno a los derechos de las mujeres.

El ejemplo lo ha puesto Escocia, que se convirtió en el primer país del mundo en entregar tampones y toallas gratis a personas de bajos recursos para llevar el periodo de una forma higiénica y saludable. Ningún gobierno hasta el momento le había puesto el foco a la menstruación como una fuente de desigualdad.

EN PRIMERA PERSONA.


¿Cómo viviste tu primera menstruación? Para muchas mujeres su primera vez no fue como la imaginaban, para otras es un buen recuerdo de un cambio de vida.

Estos son los relatos en primera persona:

"Ya la esperaba porque mis hermanas me habían dicho que me iba suceder. Además, en la escuela me explicaron. Me bajó un verano antes de ir a la secundaria y corrí por unas toallas de las que tenían en su cuarto. Luego les dije lo que había sucedido".

"Sin información, nadie abordó el tema y mi mamá me dijo que leyera las indicaciones de las bolsas de las toallas, quizá me la puse mal la primera vez".

"En la primaria ya habíamos visto ese tema, no tuve mucho flujo esa vez así que no fue muy 'escandaloso'. Le dije a mi mamá y ella me acompañó a comprar toallas sanitarias. Era día de las madres".

"Pensé que como se me había enterrado la uña se me había infectado y se me había pasado a todo el cuerpo y me iba a morir de una infección y que por eso me bajaba".

"Me emocionó muchísimo, pensé que era una forma de crecimiento y madurez".

"Vergonzosa, una prima se lo dijo a todo mundo".

"Mis papás hablaron conmigo y me dieron una rosa".

"Normal, un día desperté con la menarquía y se lo comenté a mis papás y fuimos por toallas sanitarias".

"Con tristeza, no quería dejar de ser niña".

"Sin apoyo, sin conocimiento, con miedo, se le decía regla en la secundaria. Y literalmente no tenía ni idea de que hablaban. Recuerdo que el primer día en la escuela una maestra con mucha naturalidad me dijo "felicidades, ya eres una señorita" y me mandó a cambiarme a mi casa. Me dio tranquilidad".

"Con desconocimiento, asombro, no sabía que estaba pasando, por lo mismo no estaba preparada. No tenía toallas y no sabía cómo usarlas. Sabía de "algo que les pasa a todas las mujeres" pero no sabía exactamente qué era ese "algo"".

"Mi madre me aconsejó y me enseñó cómo usar una toalla sanitaria".

"Horrible, todos se dieron cuenta y celebraron el que ya fuera "toda una mujer" ante la sociedad (literal me cantaron esa canción). Como si el ovular o no, me diera el valor como mujer".

"No le dije a nadie hasta la cuarta vez que me bajó y donde mi mamá lo descubrió".

"No me gustó porque pensé que ya no podría hacer las cosas que hacía antes, pensé que perdería libertad hasta odié ser mujer por eso, además todo mundo me decía que me tenía que cuidar más porque ya era una mujercita"

"Como un evento importante y con mucho significado; ese día mi papá me regaló un ramo de margaritas enorme... mi papá es ginecólogo".

"Sabía qué hacer, no recuerdo cómo, ni de dónde saqué la información solo recuerdo que mi mamá me regañó porque utilicé muchas toallas sanitarias y manché mi ropa, ahí se dio cuenta que me había llegado mi periodo. Nunca hablé de mi periodo con ella. Tuve muchísimo dolor, no le dije a nadie sobre lo que pasaba. Fue un día muy feo".

"Mi mamá me había comentado que me iba a pasar y me enseñó a usar toallas, sin embargo, no tenía conocimiento del porque iba a sangrar. Me hicieron creer que ya era "señorita"".

"Estaba en casa de mi mamá, tuve mi primera menstruación a los ocho años, sabía muy poco del tema, a esa edad en casa no se hablaba del tema y en la escuela, que era de monjas, mucho menos, la información era bastante reducida, así que me asusté, creí que me había cortado, mi mamá me explicó lo básico".

"Con miedo y en silencio, pensé que me había hecho daño la comida del día anterior".

"Creí que tenía una infección y lavaba mi pantaleta, hasta que le tuve que decir a mi madre y ella me dijo que estaba reglando".


Proyecto Mujeres | Todos los derechos reservados.
Creado con Webnode Cookies
¡Crea tu página web gratis!