¿A punto del colapso? la pandemia y la salud mental

12.04.2021

Por Paola Aguirre Praga

"Con la pandemia te cae el veinte de muchas cosas, no solo hay que cuidar a la personita que tienes enfrente, no solo hay que cuidar a la pareja, que también tiene su nivel de angustia y de estrés y demás, sino además tiene uno que cuidarse de sí mismo; no solo a ti mismo, sino de ti mismo, y eso es muy cansado" dice Alicia, de 41 años.

Antes de la emergencia sanitaria derivada de COVID-19, ya enfrentábamos grandes desafíos en materia de salud mental. Más de 300 millones en el mundo sufren de depresión. Las tres poblaciones más propensas a padecerla son las mujeres, jóvenes y las personas en situación de vulnerabilidad.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado que esta enfermedad es una de las principales causas de discapacidad en el mundo (OMS 2020) y la economía mundial pierde más de un billón de dólares al año por afectaciones como la depresión y la ansiedad.

En este contexto, la probabilidad de que una mujer desarrolle depresión en su vida es el doble respecto a los hombres, quienes son más propensos a enfermedades relacionadas con el consumo del alcohol u otras sustancias, así como de cometer suicidio.

De acuerdo con la OMS, en los países desarrollados el número de hombres que se suicida es tres veces más alto que el de las mujeres y en el caso de México, de cada 10 personas que se suicidan 8 son hombres y 2 mujeres (INEGI, 2019).

En el estudio Madres Trabajadoras y Covid-19: Efectos de la Pandemia en Circunstancias de Teletrabajo en México, realizado por Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo se evidencia la dura realidad para las mujeres y el incremento de ansiedad y vulnerabilidad emocional.

Se aplicaron encuestas a 57 mujeres con estas características: tienen al menos un hijo o hija menor de 12 años, viven en México, en diferentes estados de la República, y a partir de las medidas de confinamiento por la pandemia, tuvieron que trasladar sus actividades laborales del lugar donde laboraban a su casa.

Una respuesta constante fue la afectación por ya no contar con espacios propios ni con libertad, tanto a nivel físico como de tiempo. Comentan extrañar el hecho de que la dinámica de ir a trabajar fuera de casa permitía tener un tiempo para sí mismas; por ejemplo, para caminar o ir en bicicleta a la oficina, tomar un desayuno afuera, sola, tomar un café, comer con los colegas.

"Si bien muchas Madres trabajadoras y COVID-19 61 mujeres lamentan la pérdida de estos espacios, otras buscan recuperarlos de otras maneras a toda costa. Unas explican que salir de casa es la única manera de tomar verdadero tiempo para sí mismas. Otra dice que el fin de semana a veces se aísla en un espacio apartado de la casa, donde difícilmente los otros miembros del hogar la pueden encontrar, con el propósito de dormir una siesta", detalla el documento.

Y continúa: "Hay otra cuyo esposo sigue teniendo viajes de trabajo a pesar de la pandemia y estima que el tiempo que tiene para ella es cuando él no está y cuando su hija está dormida. En todo ello se recalca la importancia de los momentos liberados del compartir espacios con la familia, así como del hecho de estar físicamente a solas".

Las mujeres entrevistadas comentaron que han vivido muy diferentes circunstancias durante la pandemia en el ámbito de la pareja, desde algunas que reportaron que la situación les ha permitido conocer o estar más cerca de sus respectivos cónyuges y fortalecer su relación, hasta aquellas cuya situación de confinamiento ha generado mayores roces e incluso separaciones.

En abril de 2020 ya lo describía la escritora Alma Delia Murillo, al referirse a la pandemia y a las relaciones de familia o de pareja: "La cercanía es un detonador de emociones que puede cimbrarnos, hacernos cuestionar las relaciones elegidas y los vínculos de origen: todo adquiere una densidad nueva, no hay distancia, no hay perspectiva, y sí muchas emociones que se tocan muy de cerca hora tras hora".

"Los patrones de comportamiento se modificaron. Los tiempos que ocupaban las mujeres para tener momentos exclusivos de pareja se vieron interrumpidos por el cansancio, porque el tiempo de los cuidados se volvió más largo de lo que era antes, por tener a la pareja en un mismo espacio y por la falta de frontera entre el espacio laboral y el personal, o por la suma de todo lo anterior".

En tiempos de contingencia y en la desigualdad que vivimos las mujeres en el hogar, el trabajo y con la pareja son pocas las oportunidades que tenemos para priorizarnos. El desafío personal ahora es parar, hacer una pausa para hablar, llorar y expresar de la manera que nosotras elijamos todos nuestros temores, nuestros sueños y el cansancio que vivimos en silencio.


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