¿Alguien está pensando en las mamás?

22.05.2020

Por: Matatena AC
Con información de Yolanda Montes
*Algunos nombres fueron cambiados para proteger la identidad de las personas


Karla trabajaba en una financiera cuando el Coronavirus llegó a México, organizaba sus citas mientras su hijo estaba en la escuela. Pero cuando se anunció la Jornada Nacional de Sana Distancia y el cierre masivo de escuelas que trasladó las clases a casa, conciliar se convirtió en una misión imposible, aún así trató de continuar con la rutina.

Su esposo continuó laborando en horario normal y en la oficina, así que al enterarse de la disposición del Gobierno de Coahuila para concluir el ciclo escolar en línea, las posibilidades de retomar el ritmo habitual de su trabajo quedó sepultado. A Karla no le quedó más remedio que renunciar.

Dejó su empleo porque en México, donde la mayor parte del trabajo de cuidados en el hogar recae en las mujeres, las madres renuncian a su vida profesional, pocas pueden conciliar la maternidad con su desarrollo laboral. Antes de la pandemia del Covid-19, cerca de la mitad de las mujeres de la población económicamente activa, abandonó su trabajo por las dificultades dentro de hogar.

Pero la renuncia es apenas la punta del iceberg de la desigualdad que siempre han padecido las mujeres y que ha quedado evidenciada cuando se establecieron las medidas de confinamiento para evitar la propagación del virus. Cuando una crisis acecha, el golpe que representa en la vida de las mujeres suele ser desproporcionado.

En Coahuila, para mitigar el impacto económico que ha tenido la Contingencia Sanitaria el gobierno ofreció una serie de beneficios fiscales, además de apoyos a los empresarios y restauranteros, mientras que la presión de las industrias locales apresuraron la reactivación económica a partir del pasado 18 de mayo.

Al mismo tiempo, se anunció que las escuelas de todos los niveles educativos permanecerán cerradas y el ciclo escolar se concluirá de forma virtual, priorizando la productividad sobre los cuidados. De la realidad en casa, la dinámica familiar, y el impacto para las mujeres nadie habló.

El tema no es menor: la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) informa que del total de la Poblacion Ocupada en Coahuila conformada por un millón 343 mil 150 personas, 837 mil son hombres, lo que equivale al 62.31 por ciento, pero el 37.68 por ciento representa a 506 mil 132 mujeres. De ellas, 389 mil 587 son madres de familia.

Y mientras tanto, en sus hogares poder cumplir con todo es humanamente imposible. Tania, por ejemplo, tiene un hijo en tercero de preescolar y un trabajo demandante con un horario de entrada establecido, pero no de salida. El horario escolar le permitía conciliar la maternidad con su profesión, pero la suspensión de las clases presenciales y el regreso a su oficina la pone en una situación insoluble.

"En realidad no es disgusto con nadie ni con el trabajo ni con las escuelas, trato de ponerme en el lugar de cada uno. La oficina requiere que la gente regrese a trabajar para seguir funcionando y la escuela también requiere tiempo, no podemos dejar la educación de los hijos en segundo plano, pero ¿cómo le hacemos para partirnos en 20?".


Las "mamás Covid"

La crisis sanitaria afecta de raíz a las mujeres. En Coahuila, un 71 por ciento de las mujeres que trabajan se dedican a actividades de servicio, eso las coloca en la línea de batalla en la contigencia sanitaria. Gaby pertenece a ese bastión.

"Trabajo en un hospital COVID-19, cinco letras han cambiado mi vida así como la de mi familia. Soy mamá de dos pequeños, tienen 9 y 4 años. Son activos, traviesos, curiosos, felices y han aprendido a sobrellevar esta situación como todos unos guerreros, y entre pacientes y proyectos escolares me han enseñado a mí a cómo hacerlo".

"Nuestros días se dividieron en dos partes: cuando se va mamá y cuando llega mamá. Cuando me voy, una mezcla de seguridad e incertidumbre se queda colgada en la puerta de casa de la abuela, que ha sido su refugio durante dos meses, cuando regreso una pila de cuadernos, trazos a medias y divisiones mal hechas me esperan para sacudirme de tajo los nombres de personas que registro diariamente y que me limito a llamarles: positivo, negativo y sospechoso", explica.

¿Quién cuidará a los niños?

Laura trabaja en la industria automotriz y desde el inicio de la Jornada de Distanciamiento Social, trasladó su oficina a casa. Semanas después, con la reactivación económica debe volver a la fábrica. Tiene una hija de 9 años que continuará con clases en línea, pero deberá suspenderlas porque al quedar al cuidado de su abuela, no habrá quien la oriente en el uso de las plataformas electrónicas.

Aún nos separan 15 semanas de comenzar -tentativamente- el nuevo ciclo escolar y como Laura, muchas madres no tendrán otra opción más que dejar a sus hijos e hijas con sus abuelos. En México 65.5 por ciento de los niños de hasta seis años que no pueden ser cuidados por sus padres están con sus abuelos, pero en el contexto del coronavirus esto implica poner en riesgo a una población vulnerable.

Ante el abandono y desentendimiento del Estado, del sector empresarial y la falta de políticas laborales equitativas, las mujeres que son madres tienen que invertir más tiempo y dinero para continuar trabajando. Están atrapadas buscando la mejor solución para enfrentarse a lo que viene.

Es también el caso de Sofia, mamá de un adolescente de 14 y un niño de tres años, que no ha dejado de asistir a su oficina desde que comenzó la cuarentena. Cuando se suspendieron las clases no tuvo más remedio que dejar a sus hijos solos, pero no por mucho tiempo. Así que cuando la contigencia se extendió, optó por llevarse al pequeño a su oficina hasta que la empresa lo prohibió "por el bien del niño".

Sofía nuevamente se encontró en una encrucijada. Días después, llegó a un acuerdo con una mujer que vive cerca de su trabajo y le paga a cambio de que cuide a su hijo. Las horas que le restan a su día están destinadas a cocinar, limpiar la casa, revisar tareas, hacer trabajos del kinder, bañarse y dormir. No hay tiempo para más, aunque así lo quisiera.

Durante los últimos nueve años la participación económica de las mujeres en Coahuila subió de un 37 a un 42 por ciento, sin embargo, las tareas del hogar y la carga mental no se han equilibrado y aunque existen madres trabajadoras que viven con su pareja, el reparto de las tareas está lejos de ser equitativo.

Según la última estimación del INEGI, en nuestro país los hombres invierten, en promedio, 14.4 horas a labores de trabajo no remunerado, frente a las 39.4 horas de las mujeres. La diferencia es muy alta.

Enriqueta trabajaba desde su casa desde antes de que comenzara la contigencia, pero tener a sus hijos en casa le ha triplicado el trabajo. "Mi esposo no dejó de laborar así que a mi me toca estar con mi hija de cuatro años. Cuando empezaron las clases en línea quise ser esa mamá perfecta que todo puede".

"Recuerdo que esas dos primeras semanas hice todo lo que el colegio quería. Mientras yo trabajaba, ponía a mi hija a hacer la tarea y llegaba mi esposo a las seis me ayudaba, pero la realidad es que no sabía ni de qué se trataba, terminaba hasta discutiendo con él y regañando a mi hija. Es mucho el esfuerzo que nos piden hacer".


Privilegios y suerte

El mayor miedo de Ana es que en cualquier momento la llamen para reintegrarse a sus actividades de forma presencial, después de que desde hace días la planta en la que labora dispuso el home office.

"Tengo un plan, obviamente, llevarlos a casa de mi mamá (porque papá sigue trabajando normal). La idea es que se queden allá toda la semana y yo visitarlos en la tarde y llevármelos a casa el fin de semana y, bueno, después de estar tan juntos dos meses, día y noche me da nostalgia y hasta un poco de culpa dejarlos".

En estos días, el futuro de las mujeres que son madres es cuestión de suerte y de la sensibilidad y/o posibilidades de sus empleadores. El covid-19 nos ha venido a recordar que la dinámica de trabajo que vivimos no respeta ni brinda posibilidades para que las mujeres que son madres tengan las mismas oportunidades para desempeñarse.

Esta pandemia ha venido a poner el dedo en el renglón en el tema de las tareas del hogar y los cuidados inequitativos.

Nos exige reconocer la importancia de la labor que las mujeres han realizado siempre a puerta cerrada, que es necesario -como escribió Esther Vivas en su libro Mamá Desobediente- "un modelo de organización social que coloque los cuidados en el centro, los valore, los haga visibles y señale que son responsabilidad de todos, con una imprescindible implicación del Estado, es imperiosa. Ser cuidado y cuidar es un derecho y un deber en una sociedad que sitúe en un lugar prioritario la vulnerabilidad de la vida". 


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