Tú decides, ellas te acompañan

28.09.2020

Leticia Espinoza

A Malú la marcó el caso de una adolescente de 15 años que tras ser víctima de violación sus padres querían obligarla a ser madre. Para Karla, las situaciones más difíciles son los de mujeres que necesitan abortar porque no poseen recursos económicos o viven violencia y a Carolina el día que su amiga le pidió ayuda para abortar supo que necesitaba estar informada para que el procedimiento fuera seguro y sin estigmas.

Las tres son acompañantes de mujeres que deciden interrumpir su embarazo en Saltillo, ellas han recibido capacitaciones a través de distintas redes: Malú formó parte de Fondo de Aborto para la Justicia Social MARIA (Mujeres, Aborto, Reproducción, Información y Acompañamiento), una asociación civil que opera desde la Ciudad de México a nivel nacional, y ahora es la creadora de una de las redes de acompañantes en Saltillo, desde la cual se han brindado talleres. 

Desde sus primeras capacitaciones, Malú al igual que Karla y Carolina cada día buscan artículos médicos, actualizaciones oficiales y certificadas, para ampliar su conocimiento y acompañar a las mujeres no solo en el aspecto físico sino también en el psicológico.

Actualmente, en la capital de Coahuila existen tres colectivas que acompañan a mujeres que desean interrumpir su embarazo, la Red Aborto Seguro Saltillo, el Frente Feminista de Saltillo y Saltillo Decide.

"Soy acompañante desde hace un año y medio. Una amiga me necesitaba. En ese momento yo no contaba con ninguna capacitación, ni conocía a nadie que pudiera acompañarla, la acompañé en la medida de mis conocimientos y posibilidades, informándome sobre la marcha pues aunque tratamos de contactar redes de aborto no tuvimos respuesta. Luego de eso me di cuenta de lo necesario que es contar con la información adecuada para tener un aborto seguro y comencé a buscar redes feministas", cuenta Carolina.

Malú cuenta que una mujer de su familia vivió un proceso de aborto, después fue víctima de criminalización por decidir sobre su cuerpo, y fue a partir de aquella situación que se prometió a sí misma que jamás una mujer tendría que pasar por lo mismo.

A Karla el contexto que viven las mujeres la motiva cada día seguir con su labor: un sistema patriarcal que constantemente oprime, violenta y solo ve a las mujeres como objeto de consumo, sumado a un Estado ausente que no respeta las decisiones de las mujeres, porque considera que "la maternidad será deseada o no será".

Los días de una acompañante

A sus treinta años, mientras materna y hace las labores de su hogar, Malú se da tiempo para atender los mensajes de las mujeres que contactan la página de Facebook y los que le llegan de manera personal. En un inicio les pide información sobre su estado de salud y posteriormente les comenta cuáles son las opciones de aborto según su estado gestacional, para luego seguir un protocolo adecuado durante el proceso de aborto y post aborto.

Ellas acompañan mientras viajan en el transporte público, hacia sus escuelas o sus hogares; durante sus jornadas laborales; e inclusive mientras están en una reunión con sus familias, que en la mayoría de los casos desaprueban sus acciones.

"No hay un horario o momento específico para acompañar, es según como la mujer a la que acompañamos lo vaya necesitando. Tenemos que administrar nuestro tiempo y valorar la disponibilidad que tenemos para acompañar porque implica un compromiso y se requiere dedicar tiempo, entonces si hay momentos en que tus ocupaciones no te lo permiten, canalizas con alguna otra acompañante", refiere Carolina.

Los acompañamientos son guiados y con Misoprostol. Pueden ser de forma digital, por medio de mensajes o algunas veces llamadas. Otras veces presenciales, cuando se les otorga medicamento, (el que se consigue algunas veces gracias a donaciones de otras mujeres) o se les acompaña a la consulta ginecológica.

"Dentro mi núcleo familiar, saben que hago acompañamientos, sin embargo, no es una realidad aceptada o plática que se toque, pero me ha ayudado a que comprendan porque a veces tengo que asistir presencialmente o porqué hay días que no importa donde me encuentre, tengo que contestar un WhatsApp o hacer una llamada. La realidad, es que, nosotras tenemos que seguir trabajando a la par que acompañamos", menciona Karla, quien labora como diseñadora.

Un acompañamiento, pude durar quince días o hasta un mes, dependiendo del momento en que son contactadas, al iniciar se brinda la información, se buscan fechas y diagnósticos y se consiguen pastillas de Misoprostol. Después se elige un día para realizar el procedimiento, etapa en la que están en constante comunicación, y dos semanas después se verifica que el proceso se haya llevado a cabo exitosamente.

"Es muy reconfortante que una mujer haya tenido la confianza de contactarte para que la acompañaras durante su proceso de aborto, que pudiste estar ahí para que no lo pasara sola y que ella tuvo la oportunidad de acceder a un aborto seguro, que decidió sobre su cuerpo y que podrá llevar a cabo todos los planes que ya tenía para su vida y los nuevos que surjan. Siento mucha alegría al ver mujeres libres", dice Carolina.

Al final de cada acompañamiento, las tres se sienten felices de brindar alivio y respaldo a las mujeres, pues no solo se trata de dar instrucciones sino de estar presentes de forma amorosa a un lado de esa mujer que las necesita.

El recuerdo de las mujeres que abortaron

Las mujeres tienen incalculables y personales motivos para elegir el aborto. Cada historia es diferente, muchas no quieren ser madres en ese momento o tal vez decidieron que nunca; algunas desean terminar sus estudios y seguir escalando en sus carreras profesionales, otras más ya tienen los hijos que deseaban o tienen hijos pequeños y les es imposible mantener una boca más, algunas viven en situación de violencia. Para las acompañantes, cada cada mujer tiene sus razones y todas son válidas, se trata de una decisión en la que nadie más que tiene derecho a opinar.

Sin embargo, existen casos que han dejado una huella profunda. Carolina, recuerda el de una chica de 19 años que llegó pidiendo su apoyo por un procedimiento de aborto mal practicado, ya que tomó una dosis de medicamento menor a la indicada porque las pastillas de Misoprostol las compró a un precio muy alto y ella no pudo completar el resto.

"Nadie sabía de su embarazo, sólo yo y una de sus amigas, vivía con sus papás que eran muy sobreprotectores y la vigilaban constantemente, le checaban el teléfono y ella tenía que eliminar las conversaciones. Mientras la acompañaba le quitaron su teléfono, su amiga se comunicó conmigo, entonces el acompañamiento fue a través de ella, pero cuando su amiga iba a su casa no la dejaban verla. Ellas tuvieron que verse a escondidas y muy rápido para darle las indicaciones y durante todo el procedimiento no pudo comunicarse con nadie, estuvo sola. Al final después de todas esas dificultades el proceso salió bien", relata Carolina.

En la experiencia de Malú, existen al menos cien casos de mujeres que decidieron abortar, sin embargo, nunca pregunta los motivos que las llevan a interrumpir el embarazo, se limita a acompañar. Ha escuchado numerosas historias, como la de una joven de apenas quince años que fue víctima de violación:

"Era una chica de 15 años, fue violada y los padres estaban obligándola a tener el producto, me contacta, le doy el medicamento y los padres se lo quitan, la chica logra salir de su casa y viene a mi casa para hacer el procedimiento, luego regresó a casa solo por sus cosas y mejor se fue a vivir con una hermana, que si la apoyó, ahora somos muy buenas amigas", cuenta Malú.

Ser acompañante en Coahuila

Acompañar en Coahuila, donde es ilegal practicar un aborto si no se cumplen las causales que establece la ley, representa para las redes de mujeres un reto y un constante riesgo. Sin embargo, es el único medio para apoyar a mujeres a ejercer su derecho a decidir sobre sus cuerpos, ante un estado en el que a pesar de que se han llevado iniciativas de ley para legislar a favor el aborto, han quedado en la congeladora.

"Coahuila aunque tiene todo para legislar a favor de las mujeres, todos los gobiernos son una mierda, pero he aquí las mujeres que acompañamos estamos haciendo un cambio", opina Malú.

"Es una tarea difícil, ya que al estar haciendo algo ilegal, me expongo, a pesar de que llevo protocolos de seguridad, sin embargo, es necesario que nosotras lo hagamos ante el estado ausente", dice Karla.

"Las mujeres en colectividad podemos hacer de éste otro mundo posible. Ninguna debe pasar en soledad un proceso de aborto, ni ser juzgada o rechazada por ello. Una mujer que decide abortar merece los mismos cuidados que quien decide parir y maternar y el Estado debería garantizarlo", coincide Carolina.

Afirman que el estigma contra las mujeres que abortan en Coahuila se fortalece por las creencias religiosas que criminalizan a las mujeres que no quieren ser madres.

"Las mujeres no sienten culpa porque ellas crean que hacen algo mal, sienten culpa porque toda la vida nos han dicho que abortar es malo, que es asesinato, que el embrión va a sufrir y nos muestran imágenes de embarazos muy avanzados... Nos venden la idea de que maternar es lo mejor que puede pasarle a una mujer y que una vez que te embarazas no tienes opción más que aceptar la bendición que hay en tu vientre", añade Carolina.

Actualmente, no solo el contexto de estigma complica la vida de mujeres que desean interrumpir su embarazo en Coahuila, la pandemia por COVID 19, acarreó una ola de desempleo en la que las principales afectadas fueron la mujeres, lo cual complica la compra de medicamento para realizar un aborto, además hay dificultad para conseguirlo en las farmacias; seguido del confinamiento, ya que las mujeres no cuentan con la intimidad para hacerse el procedimiento, así como la dificultad para acceder a servicios ginecológicos que no las criminalicen.

Corazones que acompañan

La mejor terapia para las acompañantes es hablar en las mismas redes a las que pertenecen de sus experiencias y de cómo se sienten luego de apoyar a las mujeres que solicitan su ayuda, algunas procuran tomarse un receso después de cada acompañamiento, días en que se aíslan, descansan, y lloran si es necesario.

Para ellas el acompañamiento es una actividad voluntaria en la que invierten, tiempo, dinero, estabilidad mental y su propia seguridad. Por eso, piden a las mujeres que acompañan que sean solidarias y comprendan sus limitaciones. Son humanas y nunca dejan de sentir, y es ese sentimiento de empatía lo que les permite continuar.


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